
El juego es una actividad universal que conecta a todos los niños, sin importar su edad, cultura, entorno social o identidad. Jugar no es solo un momento de diversión: es una poderosa herramienta de aprendizaje.
Cuando los niños juegan, se despierta su curiosidad. En ese instante mágico comienzan a observar, indagar y descubrir el mundo que los rodea. A través del juego, desarrollan habilidades cognitivas, emocionales, sociales y motoras, sin siquiera notarlo.
¿Qué es un juego dirigido?
Es una actividad planificada con un propósito educativo. Permite alcanzar objetivos cognitivos específicos al estimular la atención, memoria, razonamiento, creatividad y capacidad de resolución de problemas.
Además, el juego dirigido se convierte en una valiosa estrategia didáctica: los niños aprenden a seguir reglas, diseñar sus propias estrategias y tomar decisiones para alcanzar metas, todo mientras se divierten.
¿Cómo deben ser los juegos para que funcionen?
- Adaptados a las necesidades y nivel de desarrollo del niño.
- Con retos breves y alcanzables que mantengan su motivación.
- Que despierten el deseo de superarse y seguir explorando.
Porque aprender es divertido cuando se hace en equipo, con acompañamiento respetuoso y dejando espacio para que cada niño descubra sus fortalezas y talentos.
